¿Qué nos dicen los excrementos del quebrantahuesos sobre su dieta?

    Se analiza por primera vez la composición química de los excrementos de quebrantahuesos, una técnica no invasiva y relativamente económica que podría complementar el estudio de la dieta de una de las aves rapaces más amenazadas.


    Los excrementos de los animales son muy valiosos como elemento de estudio por la enorme cantidad de información que proporcionan sobre el modo de vida de nuestra fauna silvestre. Por ejemplo, su detección en el campo permite saber por dónde se mueve una especie concreta o incluso estimar su abundancia, mientras que su análisis en el laboratorio puede desvelarnos aspectos como la dieta, el estado de salud, el grado de exposición a la contaminación ambiental o incluso la identidad de su propietario a través de pruebas genéticas. Además, hay que añadir la ventaja de que se trata de muestras no invasivas, que nos ofrecen toda esta información sin necesidad de molestar a la especie de fauna objeto de estudio.

    Un nuevo trabajo de investigación ha analizado por primera vez los restos inorgánicos (minerales) y orgánicos presentes en los excrementos de quebrantahuesos (Gypaetus barbatus), recolectados en nidos de la especie, con el fin de determinar su idoneidad como indicadores de la dieta. Los resultados han sido comparados con observaciones mediante video-cámaras del aporte de alimento a los mismos nidos, un método clásico para identificar la dieta de los quebrantahuesos.

     

    El quebrantahuesos es un buitre especializado en alimentarse de los huesos de los cadáveres de ungulados una vez que otros carroñeros han consumido las partes blandas (biomasa cárnica). Pueden ingerir huesos enteros (de hasta 30 cm de longitud), pero cuando éstos son demasiado grandes los fragmentan dejándolos caer desde gran altura sobre las rocas, lo que también les permite acceder a la nutritiva médula ósea (Foto: Pilar Oliva-Vidal).

    Los huesos se componen principalmente de un mineral llamado hidroxiapatita (un fosfato cristalino muy rico en calcio), agua y materia orgánica en forma de colágeno, constituyendo un alimento que energéticamente no tiene nada que envidiar a la carne. Cuando un quebrantahuesos los ingiere, su sistema digestivo es incapaz de absorber todos los minerales, de modo que el exceso es expulsado con las heces.

    Los resultados del estudio, que ha sido llevado a cabo por científicos del Grupo de Investigación en Gestión de Recursos Cinegéticos y Fauna Silvestre del Instituto de Investigación en Recursos Cinegéticos (IREC – CSIC, UCLM, JCCM), de la Heidelberg University (Alemania) y la Universitat de Lleida, muestran que el calcio y el fósforo fueron los elementos más abundantes en las heces de quebrantahuesos, representando en torno al 40% de su contenido mineral.

    Otros elementos, como el hierro, el sílice y el zinc, fueron encontrados en concentraciones variables, lo que podría deberse a diferencias en la selección del tipo de alimento entre territorios o a diferencias respecto a la cantidad de partículas de suelo ingeridas accidentalmente junto con el alimento.

    Además, se encontró una proporción variable (entre el 0,5 y 4,6 %) de ácido úrico en las heces, que podría asociarse a una ingesta diferenciada de carne y médula ósea en función de los requerimientos nutricionales de los pollos de quebrantahuesos a lo largo de su crecimiento. Sin embargo, este metabolito de la digestión de la carne no se relacionó de forma negativa con el calcio (el metabolito de la digestión de alimentos óseos).

     

    Esto es un excremento de quebrantahuesos. Su análisis químico podría ser un método no invasivo y relativamente económico para complementar los estudios sobre la dieta de esta rapaz amenazada (Foto: Pilar Oliva-Vidal).

    Según las observaciones realizadas mediante el uso de video-cámaras, el 65% de los alimentos aportados al nido se correspondió taxonómicamente con fragmentos óseos de ovejas o cabras (Ovis/Capra spp.). Anatómicamente, el 76% de los huesos aportados al nido se correspondieron con las extremidades, lo que indica una preferencia selectiva por este tipo de huesos, probablemente debido a su alto contenido en ácido oleico. Finalmente, las observaciones desvelaron que al menos el 15% de la dieta del quebrantahuesos se basa en el consumo de carne, principalmente de presas menudas como pequeños carnívoros y aves.

    En su conjunto, los resultados de este trabajo de investigación confirman que los restos óseos son digeridos por completo gracias a las adaptaciones específicas de su tracto gastrointestinal. A pesar de que las observaciones directas de las presas aportadas al nido proporcionaron información más detallada sobre la dieta del quebrantahuesos que los análisis químicos de sus excrementos, éste podría ser un método complementario, no invasivo y relativamente económico, para el estudio de la dieta de una de nuestras aves rapaces más amenazadas.

    Puedes consultar la publicación científica de este trabajo de investigación en: