Un mayor tamaño y una edad más avanzada confieren ventajas competitivas en la comunidad formada por las cuatro especies de buitres europeos, estableciendo la base de una jerarquía de dominancia para explotar las carroñas como recurso trófico.
En una comunidad biológica, la competencia es una forma de interacción que se produce cuando individuos de una misma especie o de especies diferentes se disputan un recurso limitado. Se trata de una relación en la que todas las partes implicadas (los competidores) resultan desfavorecidas, ya que cualquiera de ellas tendría más éxito en la consecución del recurso (y más beneficios asociados) si no tuviera que competir por él. De este modo, los competidores resuelven las relaciones de competencia mediante la exclusión competitiva –el mejor competidor expulsa o elimina al peor competidor– o la partición del recurso –los competidores se adaptan para usar el mismo recurso de forma diferente–.
En la naturaleza, la competencia por recursos naturales limitados, como el alimento, puede generar complejas redes de relaciones entre individuos, tanto a nivel intra- como interespecífico, derivadas de adaptaciones evolutivas, morfológicas y comportamentales de las especies y grupos de población implicados. Este es el caso de los buitres, que se especializan en alimentarse de carroña, un recurso trófico impredecible y muy limitado en el espacio y en el tiempo que, cuando está disponible, concentra a varias especies de aves carroñeras a la vez y en grupos más o menos numerosos de individuos de diferentes sexos y edades.
En Europa contamos con 4 especies de aves carroñeras obligadas: el quebrantahuesos (Gypaetus barbatus), el buitre negro (Aegypius monachus), el buitre leonado (Gyps fulvus) y el alimoche (Neophron percnopterus) (Imágenes cortesía de Juan Varela).
Debido a ello, los buitres no solo han tenido que desarrollar adaptaciones morfológicas y fisiológicas altamente especializadas que les permitan alimentarse de carroña (como picos robustos, gran capacidad visual para detectar las carroñas y sistemas digestivos capaces de digerir carne putrefacta o huesos y tolerar microrganismos patógenos), sino que además han desarrollado adaptaciones comportamentales para optimizar la explotación de este recurso trófico. Éstas incluyen los comportamientos agonísticos, que consisten en desplegar acciones agresivas contra los competidores y constituyen una ventaja competitiva que resulta en el establecimiento de escenarios jerárquicos en la disputa por el alimento.
Entender cómo funcionan estos escenarios jerárquicos es fundamental para conocer mejor la ecología trófica de nuestras aves carroñeras, un aspecto imprescindible en la planificación de estrategias eficaces de conservación. Por ello, científicos del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico del Gobierno de España, del Grupo de Estudio y Protección del Quebrantahuesos y del Instituto de Investigación en Recursos Cinegéticos (IREC – CSIC, UCLM, JCCM) han estudiado el comportamiento y la organización de jerarquías entre las cuatro especies de buitres europeos durante la explotación de las carroñas.
A diferencia del resto de buitres europeos, el quebrantahuesos no se alimenta de carne, sino de tendones y de huesos, que fragmenta dejándolos caer desde gran altura sobre las rocas (Foto: Antoni Margalida).
Mensualmente a lo largo de 2 años, los investigadores proporcionaron cadáveres de animales en puntos de alimentación suplementaria para aves carroñeras. El comportamiento de las aves que acudían a alimentarse fue monitorizado mediante videocámaras de alta resolución, registrándose el tipo de interacción que tenían los individuos seleccionados al azar con otros buitres (lucha/ataque, desplazamiento o robo del alimento), el resultado de la interacción (éxito, fallo o indiferente) y el papel del individuo seleccionado en la interacción (agresor o víctima). Además, los individuos seleccionados para la realización de las observaciones fueron clasificados en función de la especie y su grupo de edad.
El buitre negro es el más grande y poderoso de los buitres europeos (Foto: Antoni Margalida).
El comportamiento agonístico más frecuentemente observado fue la lucha/ataque, y el buitre negro, el más grande y poderoso de nuestros buitres, fue el que mostró los índices de éxito más elevados en sus interacciones con otras especies, erigiéndose como la especie dominante en las carroñadas. A éste le siguió el buitre leonado, aunque puede llegar a tomar ventaja sobre el buitre negro cuando se concentra en grandes números. Por su parte, el alimoche, nuestro buitre más pequeño, fue la principal víctima de ataques o desplazamientos por parte de sus hermanos mayores, ocupando el último escalafón de la jerarquía.
Papel de agresor o víctima de las cuatro especies de buitres europeos en función de la proporción de interacciones interespecíficas de competencia agonística en las carroñadas (Imágenes cortesía de Juan Varela).
En todas las especies, los ejemplares juveniles, que están sometidos a la dominancia de subadultos y adultos, fueron los que se vieron envueltos en peleas con más frecuencia, tanto con individuos de su misma especie como de otras especies, posiblemente debido a su falta de experiencia o porque necesitan correr más riesgos que los ejemplares de más edad para evitar problemas de inanición.
El buitre leonado que puede llegar a tomar ventaja sobre el buitre negro en el escenario jerárquico cuando se concentra en grandes números (Foto: Antoni Margalida).
Este trabajo de investigación muestra por tanto la existencia de un gradiente despótico de dominancia en los buitres europeos basado en el tamaño corporal y la edad, y que va de las especies más grandes a las más pequeñas y de los individuos adultos a los subadultos y los juveniles. Esto explicaría por qué cada especie de buitre explota las carroñas de manera diferente, estableciéndose un equilibrio entre comportamientos agonísticos y partición del recurso trófico. Además, demuestra que las interacciones de competencia agonística son más agresivas cuando la cantidad de comida disponible es menor y cuando el número de buitres que se concentran para el banquete es mayor.
Se trata de información muy novedosa y de un gran valor que contribuirá a la necesaria conservación de nuestra comunidad de aves carroñeras. Puedes consultar todos los detalles en la publicación científica de este trabajo de investigación, en:
- Moreno-Opo, R., Trujillano, A., Margalida, A. 2020. Larger size and older age confer competitive advantage: dominance hierarchy within European vulture guild. Scientific Reports 10, 2430.