Analizan la carga de metales contaminantes en la comunidad piscícola del Parque Nacional de Las Tablas de Daimiel

    Un grupo de científicos ha estudiado la acumulación de varios metales y metaloides en el músculo de 6 especies de peces en Las Tablas de Daimiel para determinar la seguridad de su consumo por parte del ser humano y las implicaciones ecotoxicológicas potenciales para la cadena trófica del humedal


    Las llanuras aluviales proporcionan a la sociedad importantes servicios ecosistémicos, ya que retienen el agua y la purifican, secuestran el carbono y generan hábitats que albergan altos niveles de biodiversidad. Sin embargo, estos sistemas naturales son especialmente vulnerables ante la degradación ambiental, por lo que se encuentran entre los tipos de humedales más amenazados.

    En España, la llanura aluvial formada por Las Tablas de Daimiel es la última representante de un ecosistema conocido como “tablas fluviales”. Generadas por el desbordamiento de los ríos Guadiana y Cigüela, Las Tablas de Daimiel fueron declaradas como Parque Nacional en 1973 y como Reserva de la Biosfera en 1981. A pesar de ello, presentan un estado de conservación desfavorable.

    Además de la extracción de las aguas subterráneas que nutren el sistema para uso agrícola, Las Tablas de Daimiel deben soportar la entrada de efluentes pobremente tratados procedentes de estaciones depuradoras de aguas residuales y del lavado de los suelos agrícolas circundantes, que pueden causar la acumulación de metales potencialmente tóxicos en los sedimentos del humedal. A esto hay que sumar la sobreabundancia de un pez exótico invasor, la carpa común (Cyprinus carpio), que afecta negativamente a las praderas de chara (Chara spp.), un macrófito fundamental para la ecología del humedal, y con ello a las características físico-químicas de la columna de agua.

     

    Las Tablas de Daimiel, localizadas en la provincia de Ciudad Real (Castilla-La Mancha, España), además de ser Parque Nacional y Reserva de la Biosfera, están catalogadas como humedal de importancia internacional por el Convenio de Ramsar desde 1982 y como Zona de Especial Protección para las Aves (ZEPA) desde 1988.

    Para minimizar el problema generado por la presencia de carpas, las autoridades del Parque Nacional de Las Tablas de Daimiel han llevado a cabo un programa de pesca selectiva para controlar su superpoblación, así como la presencia de otras especies exóticas de peces. Estas capturas son desechadas como un residuo, y su procesado para uso comercial podría constituir una alternativa sostenible para su tratamiento. Por otro lado, la pesca deportiva es una actividad común en la cuenca del Guadiana. Sin embargo, se desconoce la carga de contaminantes de estos peces y sus implicaciones en términos de seguridad alimentaria.

    Científicos del Grupo de Investigación en Toxicología de Fauna Silvestre del Instituto de Investigación en Recursos Cinegéticos (IREC – CSIC, UCLM, JCCM), en colaboración con investigadores de la Facultad de Ciencias Ambientales y Bioquímica de la Universidad de Castilla-La Mancha (UCLM), han estudiado la acumulación de arsénico (As), cadmio (Cd), mercurio (Hg), plomo (Pb) y selenio (Se) en el músculo de 6 especies (5 de ellas exóticas) de peces sometidas a pesca selectiva en Las Tablas de Daimiel, con el fin de usarlas como especies bioindicadoras y determinar la seguridad de su consumo por parte del ser humano y las implicaciones ecotoxicológicas potenciales para la cadena trófica del humedal.

     

    Una de las especies piscícolas estudiadas fue la carpa común (Cyprinus carpio). También se analizó el músculo del cacho (Squalius pyrenaicus), el pez gato (Ameiurus melas), el percasol (Lepomis gibbosus), la perca americana (Micropterus salmoides) y la carpa dorada (Carassius auratus).

    Los resultados han mostrado que el músculo del pez gato, que se alimenta de otros peces, tuvo niveles de Hg más elevados que los peces omnívoros (como el cacho o el percasol) o herbívoros (como la carpa común), pero niveles de As, Pb y Se más bajos que éstos. Tanto en el pez gato como en la carpa común, la acumulación de Hg se relacionó positivamente con el tamaño, lo que responde a la capacidad de las formas orgánicas de este metal para bioacumularse y biomagnificarse.

    Los niveles de Se detectados en los peces de Las Tablas de Daimiel estuvieron próximos a los susceptibles de ocasionar efectos negativos sobre los propios peces en términos de alteraciones fisiológicas, aumento de la mortalidad juvenil y fallos reproductivos, lo que puede deberse al hecho de que algunas áreas de la cuenca superior del río Cigüela presentan suelos ricos en este metaloide.

    En lo referente a la seguridad alimentaria, cabe destacar que el 6% de las carpas comunes y en torno al 12% de los cachos analizados acumularon en su carne niveles de Pb que estuvieron por encima del máximo legal establecido por la legislación europea para garantizar la seguridad de su consumo. Por otro lado, estos peces con niveles de Pb anormalmente elevados podrían padecer los efectos tóxicos de este metal en forma de alteraciones hematológicas, inmunológicas, cardiovasculares y de estrés oxidativo.

    Esta acumulación anormal de Pb puede ser debida a una ingestión puntual de perdigones de Pb, ya que la densidad de perdigones de Pb en los sedimentos de Las Tablas de Daimiel sigue siendo elevada actualmente (100 perdigones/m2 en los 20 cm superiores de sedimento), a pesar de que la caza fue prohibida en el humedal en 1965. Sin embargo, sería necesario analizar el contenido estomacal de los peces para confirmar la fuente de exposición a este metal.

     

    Resumen gráfico del trabajo de investigación.

    En su conjunto, los resultados de este trabajo de investigación sugieren que la comunidad piscícola del Parque Nacional de Las Tablas de Daimiel se enfrenta a un bajo riesgo de exposición a metales y metaloides contaminantes. No obstante, existen diversas fuentes de exposición que deben ser estudiadas con mayor detalle. Por otro lado, los autores del trabajo sugieren que una monitorización periódica permitiría a las instituciones sanitarias y medioambientales hacer un seguimiento del balance entre el riesgo y el beneficio del consumo de peces de la cuenca alta del Guadiana por parte del ser humano.

    Puedes consultar la publicación científica de este trabajo de investigación en: